El propósito de una organización es permitir que hombres comunes hagan cosas poco comunes, palabras de Drucker (1). Sin embargo, no todas las organizaciones lo consiguen. Lograr este propósito depende, en cierta medida, de la existencia de un líder en su puesto de dirección, el cual propicia que los miembros de la organización sean más eficientes de lo que lo eran antes de su llegada.